Mi padre fue un pionero en la educación a distancia. En la década de los 50’s tomó un curso por correspondencia de electrónica de radio y televisión. Luego, abrió su propio taller de reparación de radios y televisores. Aunque tenía muchos clientes algunos pagos eran realizados en “especies” (platos de comida, frutas, plátanos, etc.) por lo que, cuando nació mi segunda hermana en el 1959, se vió en la necesidad de buscar una fuente de ingresos más estable. Fue entonces cuando comenzó a trabajar como reparador de líneas y troncales en la compañía de teléfonos Puerto Rico Telephone Company. Mientras tanto, continuaba reparando radios y televisores ocasionalmente en su tiempo libre. Para ese tiempo consiguió una compañía que vendía kits de equipos electrónicos sin ensamblar y comenzó a comprar algunos para “entrenenerse” cuando salía del trabajo. Su obra maestra del “hágalo usted mismo” (DIY) fue el equipo de música de la casa; un componente marca Zenith con plato tocadiscos, sintonizador AM/FM, amplificador estéreo, salida para audífonos y un set de bocinas. Para este componente construyó un mueble en caoba que era el punto focal de la sala y tema de conversación de la familia y amistades que nos visitaban. Hizo varias cosas más, como un amplificador de guitarra (mi guitarra) y una bocina para el carro con notas de canciones.
Cada vez que se le asignaba la reparación de alguna troncal telefónica, mi padre, antes de comenzar la reparación, realizaba en un pedazo de papel el dibujo de los circuitos telefónicos que debía reparar. Esta iniciativa no pasó desapercibida para su supervisor. Por eso, cuando su supervisor recibió un ascenso al Departamento de Servicios Especiales de la compañía, se lo llevó con él. De esta manera Riverita (como le decían cariñosamente sus compañeros/as de trabajo) pasó a trabajar en uno de los departamentos de ingeriería de “la telefónica”.
Mi padre fue unos de los pioneros en el desarrollo de las telecomunicaciones en Puerto Rico. En la década de los 70’s estuvo involucrado en la introducción de la fibra óptica y la telefonía móvil en Puerto Rico. En el 1979 Puerto Rico fue cede de los Octavos Juego Panamericanos. Las facilidades deportivas estaban dispersas por toda la Isla. Unas en Ponce, otras en San Juan, Coamo, Mayagüez, y Cataño, entre otras ciudades. Todas estas instalaciones pudieron mantenerse comunicadas porque Riverita, mi padre, diseñó la red de comunicaciones necesaria para dichos fines.
Mi padre fue uno de los pioneros en la banca telefónica ya que fue el ingeniero que diseñó la red original de cajeros automáticos (ATH) del Banco Popular de Puerto Rico. Sí, el ingeniero. Porque aunque nunca fue a una universidad, llegó a ser ingeniero de telefonía en lo que para esa época se llamaba “Nuestra Telefónica”. Y no cualquier ingeniero, sino, ingeniero de servicios especiales.
Riverita, mi padre, se retiró de la Telefónica en el 1985 dejando atrás una hoja de serivicio impecable, un expediente de asistencia perfecta y un grupo de compañeros/as que le querían y admiraban. En el 2008, poco más de 20 años después de su jubilación, mi padre falleció víctima del único reto de su vida que no pudo vencer. Pero vivió 82 años invicto. Y, ¿qué aprendí de él? La importancia que tiene la educación. Pero no sólo la que te dan, sino también la que tú mismo buscas por tu cuenta, sin esperar por nada ni por nadie. La perseverancia para alcanzar las metas. El respeto a los demás y a lo que hacen, y el respeto a tí mismo y a tu trabajo. El valor que tiene lo ya establecido pero, también, el valor de la innovación. La importancia de estar presente siempre en tu trabajo porque “si faltas mucho te haces innecesario y las empresas no gastan en cosas innecesarias”. La importancia del esfuerzo y la dedicación. Pero sobre todo, la humildad. Mi padre fue pionero en varias cosas, y nunca se lo dijo a nadie.
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